Está ruta no tenía buena pinta. Costó que saliese, no todos podían estar porque se habían dividido las fechas. Y esta era la que menos gente tenía. Pero bueno había que intentarlo. Ya se habían apuntado algunos valientes que te animaban a decir que si, que se hace. Pero por la mañana en Villalba, chispeaba. Madre mía, qué ruta vamos a hacer lloviendo. No pasa nada tira para el punto de encuentro. Se nos han caído de la convocatoria dos chicas y se las echaba de menos, pero venga “palante”. Y tardando más o menos y alguno que tuvo que hacer el último apretón allí estábamos, listos para disfrutar. Salimos y Bea nos va marcando un ritmito que ni “pa qué”. Nadie decía nada, pero yo pensaba con lo que nos queda… a este ritmo cambio la ruta pero ya por algo llano. Salimos de Villalba, y Bea tiene que volverse por un tema familiar. Nos quedamos tristes, ya no había chicas en la ruta. Pero seamos sinceros cuando nos pusimos a pedalear de nuevo el ritmo era más tranquilo. Comenzamos la subida de la Renault y a mitad Juan se da cuenta que ha perdido el Garmin. Vuelta para atrás. La ruta no estaba gafada, lo siguiente. Parecía que los augurios no iban a mejorar.  Una vez encontrado el aparato seguimos sumando metros de altitud. Y llegamos al embalse de Navacerrada con sus motos y todo. Ya se va viendo la majestuosa sierra. El cielo gris y con nubes, la hacía más misteriosa. Llegamos a Almorchones, sendero de subida ratonero. Y el Petatontos nos deja a los pies de los embalses de la Barranca. Menos mal que paramos el ritmo, a mí me estaba costando.   Parada y fonda en un lugar idílico. Canadá no, la Barranca. Fotos y risas allí todo el mundo ya hablaba con todo el mundo, el grupo se había creado. Ayudó el vino suave, el chorizo de matanza de Juan , los quesos, los mejillones, las patatas y un largo etcétera. Terminamos y Roberto ya se tiene que volver, no tiene más matripuntos. Y nosotros vamos subiendo hasta el Mirador de las Canchas, viendo níscalos que consiguió su cena de hoy. En el mirador fotos. Se despejaron las nubes dando lugar a unas vistas preciosas de la Maliciosa y de la Bola del Mundo. Vamos a comenzar ya el descenso. Javi propone un primer sendero que es un poco picante, hay que tener cuidado cuando te dice que tiene alguna cosa, para ti son muchas cosas, pero el personal dice que adelante y allí nos lanzamos todos. Un sendero de los buenos, poco usado entre pinos, algún paso a pensar pero que salvo el final era todo de lo bueno. Enlazamos con el Bambi y el Correcaminos. El personal ya estaba lanzado bajando y disfrutando de unos senderos rápidos y con sus pinos cerquita para no dejarte relajar. Llegamos a al final del Sendero. Garbu ya tiene que irse y nosotros nos queda media hora para llegar al restaurante. Así que nos dirigimos a Navacerrada y deshacemos la subida. Pero a un ritmo guapo, apretando y disfrutando. Y finalmente hemos llegado. Nos despedimos de Trapaga que no puede quedarse a comer. Y comemos fenomenal. Acabamos la comida con risas y recuerdos del día, alguna pegatina se hace entrega y Dani se relame de su arroz con leche. Nos despedimos habiendo pasado un domingo de bici bueno y divertido. Así que lo que empezó con mal fario ha terminado en un día para recordar. Estoy seguro que se repetirá.

Clemente (el de Cabezuela)