CANAL DE CASTILLA

canal

Aventuras y desventuras del equipo de Nocturnas por las tierras de Castilla, en esta ocasión afrontando la estepa castellana junto al  hermoso Canal de Castilla cual hidalgos sobre sus rocines de 2 ruedas.

1º día de aventura

Esa mañana hacía frío, y pensábamos que íbamos a pasar más frío aún en la aventura que nos esperaba. 

Una parte del equipo de las Nocturnas iba a hacer el Canal de Castilla en bici.

Miguel y Clemente habían quedado temprano para desplazarse en coche hasta Valladolid

Allí cogieron un tren que les llevaría hasta Alar del Rey. Pero, las aventuras empiezan ya mismo. Al comprar los billetes les dicen que en el tren sólo hay capacidad para una bici. Después de intercambiar unos comentarios con el taquillero, les dice que no se preocupen que suban al tren, que todo está arreglado. Muy sorprendidos y no sabiendo cómo se arreglaban esas cosas se dirigen al tren y montan en el primer vagón que pillan. Una vez se pone el tren en marcha, que iba prácticamente vacío se les acerca el revisor y les dice que ya saben dónde van y que no llevan billete para las dos bicis. El viaje se hace ameno con la conversación del revisor sobre la zona por la que se viajaba y se iba a visitar. Reflexiones sobre un territorio que se olvida pero que es importante para los que viven allí y para los que gusta visitar territorios llenos de tesoros.

Una vez llegados a Alar del Rey, tomamos un café rápido y nos ponemos en marcha, tras unos consejos de algún vecino de cómo debemos hacer el viaje. Ya son las 12 y en Enero los días son cortos, así que nos dirigiremos al punto donde el río Pisuerga cede sus aguas al inicio del Canal de Castilla. Encaramos el Canal, pasando por las mazmorras de Alar. El camino es una pista (camino de sirga) que va paralelo al canal por ambas orillas. Nosotros tomamos casi siempre la que iba por el margen izquierdo.

Pronto llegamos a la primera esclusa y nos maravilla la obra de ingeniería que se muestra a nuestros ojos. Hace que lo bonito de ir al lado del canal nos maraville cómo hace mucho tiempo se pensó en semejante solución.

Después de las debidas fotos, retomamos el camino. Toda la ruta discurre con un ligero descenso por lo que no se para de pedalear pero sin ningún tipo de esfuerzo.

Cada vez que pasamos por una esclusa intentamos adivinar para qué sirve cada elemento de los que allí vemos. Con el tiempo los adivinamos y en alguno de los escasos carteles confirmamos nuestras sospechas o nos sacará de nuestro error.

La vegetación en invierno, está dormida pero todo el canal está sorteado por hilos de chopos que hacen adivinar la primavera y sobre todo el otoño tan bonito que se tiene que dar allí. Lo mismo que los juncos con sus plumeros que nacen a lo largo de todo el canal en sus márgenes.

Pasamos por el Puente del Rey o también conocido como acueducto de Abánades, el canal pasa por encima del río Abánades en un alarde de construcción magnífica.

Las horas pasaban entre charlas, reflexiones sobre rutas pasadas y futuras, y de pronto vemos que llevamos unos 35 kms y que el estómago nos dice que es hora de dejar el canal por unos instantes y dirigirnos a Melgar de Fernamental, pueblo alejado unos 5 kms del canal pero lo más cercano a él. Comimos muy bien atendidos en el Mesón del Pisuerga. Y con el sabor del pastel de limón y un café nos dirigimos de nuevo al canal. Ya son las 4 de la tarde, no podemos demorar la ruta. Cerca de las 6 estamos llegando a Frómista. El sol se está ocultando y la temperatura baja muy rápidamente. Vimos la maravillosa esclusa con 4
desniveles que está en el mismo pueblo y nos dirigimos hacia el Hotel San Pedro. Pero de camino nos topamos con la iglesia de San Martín que afortunadamente está abierta y nos dejan pasar para ver las figuras de sus capiteles románicos perfectamente restaurados. Nos dirigimos hacia el hotel con prisa donde nos espera una ducha caliente y unos consejos de dónde cenar esa noche. Repusimos fuerzas en el Bar Vulcan, donde nos devuelven las energías gastadas en el día. Y nos hablan de su pueblo y de la vida en temporada. Que por supuesto ahora no es. El pueblo parece abandonado.

2º día de aventura

Al día siguiente, no hay prisa para levantarse, la previsión del tiempo es más frío que el día anterior y más aire. Con calma desayunamos, recogemos las cosas y nos ponemos en marcha a eso de las 11.

Afortunadamente, el viento nos da la espalda y eso nos hace avanzar más rápido al lado del canal. Seguimos pedaleando y viendo esclusas. Vemos el cruce que hace el canal con el río Carrión. El canal sigue a nuestro lado con una visión distinta a algo que no solemos ver y que parece tan natural y bello a la vez a pesar de ser una obra artificial al terreno. Sin embargo, esta obra permite que haya una flora y una fauna auténtica. Son muchas las garzas y ánades que vemos en nuestro discurrir y se nos vuelve esquiva el ver alguna nutria, que sabemos que tiene que haber pero por tímidas no tendremos la ocasión de conocer.

Nuevamente, llega la hora de comer y nos alcanza viendo Palencia, por lo que rápidamente quedamos retomamos ruta para acercarnos al siguiente municipio. Villamuriel de Cerrato, comemos a placer como nos gusta (huevos, chorizo y patatas fritas). Nos quedamos impresionados con la Iglesia de Sta Maria la Mayor. Pero nuevamente son las 4. El día pasa deprisa y tenemos que llegar antes de que anochezca.

A partir de este punto ya hay menos esclusas, el canal sigue a nuestra derecha y seguimos viendo los campos preparados para sembrar.

Cerca de Valladolid, ya se nota que estamos cerca de carreteras y de naves industriales pero nos adentramos a la ciudad al lado de un bonito parque y casi sin querer aparece el final de Canal.

Nos ponemos muy contentos de nuestra proeza. 145 kms en dos días y sin poder aprovechar mucho las pocas horas de luz pues el frío hace que a primera hora no puedas salir y que en cuanto cae el sol, debas parar.

Han sido dos días de disfrutar de la compañía en un paisaje hecho por el hombre allá en el siglo XVIII y que había que visitar alguna vez, ya que el entorno y la hospitalidad de sus gentes nos hacen pensar que están deseando ser visitados.

 

Clemente y Miguel

Alar del Rey – Frómista

Frómista – Valladolid