Guadalupe

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Nuevo reto para el equipo de Nocturnas. En esta ocasión nuestro destino es La Puebla de Guadalupe, ó Guadalupe, partiendo desde Villalba.  Mucho tiempo nos llevaba rondando la cabeza visitar este municipio condecorado por su belleza Primera Maravilla Rural en 2017, además de los parajes y pueblos a lo largo del Camino de Guadalupe.  ¡Por fin se hizo posible!. Aquí os contamos nuestra experiencia.

Día 1.Villalba – Pelayos de la Presa

Empezamos la aventura el jueves 7 de Abril por la tarde. A mediodía salió de Collado Villalba una avanzadilla de 2 bicis con alforjas.

Más tarde, para cuadrar horarios en el trabajo, salieron otros 4 ciclistas con mochila, alforjas y bolsas de bikepacking.

Esta etapa no era más que de puesta a punto de cara a lo que nos venía, pero pudimos disfrutar de las dehesas de la zona de Fresnedillas, Colmenar del Arroyo y Navas del Rey mientras el sol se ponía delante nuestro, ya que íbamos dirección Oeste.

Al llegar al río Alberche y su Vía Verde, justo se hizo de noche, pero con unas buenas linternas y disfrutando de la luna que se reflejaba en el agua del río, llegamos a nuestro primer alojamiento, el Camping Monasterio de Pelayos de la Presa, donde nos instalamos después de unos 60 kms. Una ducha rápida y nos fuimos a cenar unas sabrosas hamburguesas en el bar al lado de la farmacia. Si no recuerdo mal, el dueño se llamaba Paco y era también aficionado a la bici. Nos contó alguna anécdota de Carlos Sainz de joven.

Paseo hasta camping para bajar la cena y nos acostamos pensando ya en la ruta larga del día siguiente.

Día 2. Pelayos de la Presa – Oropesa

Empezamos el viernes día 8 con el alba. La etapa que a priori era más larga pero también más agradecida, ya que sobre el papel era muy llana y rodadora. Tomamos unas tostadas y porras en la churrería del pueblo.

Al salir de Pelayos, volvimos a coger la Vía Verde por los últimos pinares y encinas de la Sierra de Guadarrama y Madrid, para entrar en Castilla la Mancha por el pueblo de Almorox, donde desayunamos de nuevo en la plaza, el sitio se llamaba The Dalton. En el pueblo nos dieron el consejo de bajar a Escalona, siguiente pueblo, por la carretera en lugar del camino ya que estaba supuestamente muy embarrado por las lluvias recientes.

En Escalona callejeamos un poco, viendo algunos de los lugares mas bonitos del pueblo, y lo abandonamos a través de la muralla del Castillo y el puente antiguo sobre el Alberche, el cual empezaríamos a seguir en paralelo dirección sudeste ya buscando el Tajo.

Los caminos paralelos al río estaban bastante llenos de agua, donde algunos tuvieron que quitarse zapatillas y calcetines para atravesar zonas complicadas. A esta altura empezó a aparecer cada vez más el enemigo que íbamos a tener el resto del día: el viento dirección noroeste, es decir, nos pillaría ya siempre de cara hasta el final de la etapa.

Paramos a comer en un bar no muy bike friendly de Sotoalberche ( nos dejaron meter en la grandísima y solitaria terraza solo una bici ).

Poco después, sin poder rodar a más de 20 km/h en ningún momento, tanto por el terreno como sobre todo por el viento, nos presentamos en Cazalegas donde tomamos algún dulce para afrontar lo que nos quedaba. Pasamos su embalse y recalculamos la ruta, evitando pasar por Talavera y haciendo el largo Canal del Alberche hasta Calera y Chozas, donde por fin, contactaríamos con el Camino Real de Guadalupe.

Ya casi de noche, circulando en paralelo a la vía del tren de Extremadura, atravesamos Alcañizo por un precioso puente y tomamos un tentempié rápido antes de llegar en una interminable recta a Oropesa, después de 130 kms.

El alojamiento lo hicimos en la Casa Rural el Infante y cenamos en el Mesón Carlos

Día 3. Oropesa – Guadalupe

La mañana del sábado día 9 no ayudaba, ya que empezó chispeando justo después de desayunar, pero nos lanzamos dirección Guadalupe sin mucha duda. Lo hicimos pasando por la línea de meta de lo que parecía era una carrera a pie, «Juegos de la Comarca».

Bajamos por carretera a Puente del Arzobispo donde nos quedamos impresionados un rato por el precioso puente que atraviesa el Tajo. Desde ahí ya cogimos casi al 100% el Camino de Guadalupe, que distaba a unos 65-70 kms.

El camino no estaba demasiado rodado pero se hacía bien, ya sin lluvia aunque amenazaba y el sol parecía salir a ratos. En un rato nos presentamos en Villar del Pedroso donde nos tomamos unos bocatas en el único bar abierto del pueblo, exquisitos y encima nos regalaron agua.

A continuación llegamos a Carrascalejo donde el camino ya se empezaba a poner precioso, serrano y duro, sobre todo las cuestas iniciales antes de coronar el puerto de Arrebatacapas.

Poco después, llegamos al precioso pueblo de Navatrasierra donde paramos a comer en un bar llamado El Kiosko donde nos pusimos las botas a un precio pírrico. Volveremos.

Nos esperaba el siguiente puerto, que tras una larga subida pero en un paraje increíble, era Hospital del Obispo. El valle y el día nos regalaba constantes contrastes, una maravilla. Al llegar arriba, cogimos agua de la fuente.

La bajada por pista y luego sendero, fue espectacular, viendo ciervos cerca de un pequeño lago que dejamos a nuestra izquierda. Atravesamos un precioso puente de piedra e iniciamos la ultima subida buscando la Ermita del Humilladero que significaba ya nuestra entrada a Guadalupe, casi de noche.

Algunos ya agotados bajamos por la carretera mientras que otros lo hicieron por el camino, llegando más o menos a la vez de un recién iluminado Monasterio. Una auténtica maravilla.

Cenamos y dormimos en el hotel Alfonso XI donde costó un poco que nos pusieran la calefacción pero finalmente descansamos como se merecía tras 80 kms.

Día 4. Guadalupe – Oropesa

Por logística, el domingo día 10 tuvimos que volver hasta Oropesa, lo hicimos ya en un día completamente soleado e incluso caluroso por momentos.

Fuimos bastante ágiles ya liberados de alforjas y prisas, por sitios como el Puerto de San Vicente donde nos encontramos los amigos de la bici de Navalmoral de la Mata, que nos invitaron a una bebida isotónica.

Desde ahí disfrutamos de bajadas para acabar en el Tajo. Visitamos un puente antiguo muy chulo, nos perdimos un poco pero enseguida nos presentamos en Villar del Pedroso, repitiendo el paso del día anterior, pero tomando una alternativa hasta Navalmoralejo, y desde allí ir buscando Puente del Arzobispo por preciosos caminos rompepiernas.

Comimos en el bar Ferrys estupendamente y poco después llegamos a Oropesa tras 91 kms, poniendo fin a nuestra aventura.

Garbu (nuestro Garante)

Villalba- Pelayos de la Presa

Pelayos de la Presa – Oropesa

Oropesa – Guadalupe

Guadalupe – Oropesa