RUTA del cantábrico (Ribadeo - Ortigueira)
Día 1. Ribadeo - Burela
11/08/2021
No ha habido ruta más deseada que ésta por mi parte. Después de quedarme el año pasado en tierra en el último momento, las ganas acumuladas me desbordaban. Si a eso, le añadimos la recepción que me dieron los que estaban esperándome, en plena playa, con botella de sidra en mano y le sumamos un entorno espectacular y la mejor compañía… no se puede pedir más
Comenzamos la ruta en Ribadeo, punto inicial del Camino Natural de la Ruta del Cantábrico. Rosa y Asun alquilaron unas bicis y se animaron a escoltarnos el primer día. Más compañía, más diversión.
Cruzamos el bonito puerto de Ribadeo, para seguir pegado a la costa hasta el Mirador del Faro de la Isla Pancha. Lo espectacular de esta ruta es que va pegada al mar prácticamente todo el rato, y se disfruta de las diferentes vistas según va variando la marea a lo largo del día. Las playas son preciosas, pero si hay que resaltar una, fue Praia das Illas. Pasear con la bici entre las formaciones rocosas, como pequeños laberintos nos hizo disfrutar como niños. Me recordó cuando visité 30 años atrás la cercana Playa de las Catedrales, que ahora tiene control de acceso y aunque pude verla, al estar tan masificada y con medidas de seguridad por los posibles desprendimientos, pierde cierto encanto.
Nos alejamos de la Playa de las Catedrales, buscando una zona más tranquila para comer y así hicimos justo en la siguiente playa, Plaia de Moledo. Comer de un perolo, tan típico en el norte, tiene mucho encanto. Siempre cuesta volver a ponerse en marcha y más después de una buena comilona, pero teníamos todavía mucha ruta por delante, así que nos pusimos en marcha hacia Foz, con su espectacular ría.
En Foz nos despedimos de las chicas que tenían que coger el tren para devolver las bicis alquiladas y nosotros continuamos rumbo a Burela. No sin antes darnos un baño en la Playa de Peizas. Dudamos en cenar en Cangas porque el atardecer estaba precioso, pero para evitar llegar de noche al hotel finalmente continuamos. Era el primer día y nos gusta que los planes salgan bien.
El camino está muy bien señalizado, la ruta es bastante plana y no tiene complicaciones, pero al final, con los pequeños sube y baja, salieron 1.000 metros de desnivel y 70 km.
Día 2. Burela - Viveiro
12/12/2021
La etapa de Burela a Viveiro tiene una fisonomía diferente. La primera parte es similar a la del día anterior: bonitas playas, preciosos paseos marítimos con sus puertos, sus pueblos para junto al mar, etc. Pero en la segunda parte comienzan los acantilados, con sus espectaculares vistas y sus zonas boscosas. Si bien la etapa es más corta 46 Km, tiene 1.200 metros de desnivel.
Comenzamos en el puerto de Burela, donde había una exposición de pinturas bastante curiosas. La ruta va pegada a la costa y es una gozada ir de playa en playa con el azul del mar a un lado y el verde de los caminos al otro. Otra característica de este camino es que te vas cruzando con la vía del tren continuamente, y además de ser bonito, es una alternativa a contemplar cuando se prepara la logística de las rutas. Por ejemplo, nosotros lo usamos para volver a un punto intermedio.
Y donde hay tren, hay puentes por los que cruzar. Uno de ensueño es el que atraviesa Playa de Rueta en Fontao. Si pasa un tren a vapor te sentirás como Harry Potter y Ron con su coche volador siguiendo el tren a Hogwarts.
Continuamos hacia el Faro de Punta Atalaia, en San Ciprián, con su mirador y sus vistas, lugar apropiado para que los más intrépidos se atrevan a descender por sus piedras hacia la playa y hacer un poco de postureo. Tampoco es mal sitio para hacer una parada a tomar una cervezas y un bocata. La entrada del mar tiene un paseo marítimo muy chulo.
Después de una pequeña zona industrial comienza la zona de acantilados y miradores y por supuesto las cuestas. Desde el Mirador de la Atalaya Gepeto hasta descender a la Playa de Portocelo, se pasa por una zona de bosque bajo, alternada con zonas de eucalipto, con espectaculares vistas de la costa.
Siguiente parada, el Faro Roncadoiro, que está en un saliente de la costa y tiene unas buenas vistas panorámicas.
Toca buscar una zona de baño, si está aislada mejor, porque se evita mojar el bañador. Pasada la Playa de Esteiro, hay una pequeña playa escondida; la Playa de Portonovo, ideal para estos menesteres. Refrescados y descansados ya solo queda rematar los últimos kilómetros hasta Viveiro. Pero los dioses están con nosotros y poco antes de llegar nos encontramos con un chiringuito en medio del campo, con una terraza chill out, con su totem y todo , perfecto para tomar unas cervezas y ver el atardecer. 😉
Día 3. Viveiro - Estaca de Bares - O Barqueiro
13/12/2021
La etapa Viveiro a O Barqueiro, pasando por Estaca de Bares, es la más exigente pero también la más espectacular en lo que a vistas de acantilados se refiere. La ruta es un sube y baja, desde el nivel del mar hasta acantilados de unos 200 metros de altura. Son 57 Km con un desnivel de poco más de 1.600 metros. Finaliza en O Barqueiro, pero incluimos Estaca de Bares, para ver el punto más septentrional de la península ibérica, con unas impresionantes vistas.
Dormimos a las afuera de Viveiro, en Agua Doce. por lo que comenzamos la ruta bordeando toda la ría de Viveiro, hasta llegar a Covas donde tuvimos un desayuno especial en compañía de Asun y Rosa. Quedará como anécdota para la posteridad, que como el Covid sigue rondando por estas fechas, no podemos sentarnos en una mesa todos juntos. Curioso recuerdo para las generaciones futuras.
Disfrutamos con ellas del Paseo de Playa Sacido a Playa de Covas, donde las vistas son espectaculares especialmente desde la Playa de Ro. Y sin tregua comienza las ascensiones. Primero a la Cruz de San Román do Val, con unas impresionantes vistas a ambos lados desde el acantilado: la playa de San Román del Valle y la Ensenada Da Pereira. Descendemos a la playa para comenzar la siguiente subida al Miradoiro de Tixoso. Aquí la ruta hace un gran círculo bordeando el acantilado donde destaca el Miradoiro das Laxes. Volvemos a descender a la Praia Xilloi. Una bonita playa por los acantilados que la rodean. Disfrutamos de ella recorriéndola, buscando recovecos y jugamos a esquivar las olas. Los recuerdos despreocupados de la infancia se vienen a la mente.
Volvemos a subir, tomando siempre el camino más pegado a los acantilados. Todavía quedan fuerzas y las vistas lo merece, para descender a Vicedo, entrando por la Praia de Caolín, donde buscamos un sitio para comer, darnos un buen homenaje y echar unas risas.
Con las energías cargadas, nos ponemos en marcha, la marea está baja y la entrada que esculpe el mar en la costa es impresionante. Decidimos ir por la larga Praia de Área Longa que conduce hasta la entrada del Río Sor, a ratos montados a ratos empujando la bici porque la arena es demasiado blanda. Al llegar a la desembocadura cruzamos a través de un bello puente que será el primer paso por O Barqueiro.
Empezamos a recorrer la pequeña península de Estaca de Bares. Primero vamos al cabo, Clemente quiere llegar al punto más septentrional en bici y yo me animo a seguirle. El sendero es descenso un poco técnico pero logramos llegar para hacernos la foto con el atardecer.
Las piernas van pesando, pero Javi propone acercarse al Mirador Semáforo de Bares (Bar de Bares), un sitio con vistas espectaculares a la ensenada de O Barqueiro y Vicedo, donde nos tomamos la reconfortante cerveza.
Atardece y comienza a hacer fresco en lo alto, así que descendemos al Puerto de Bares, famoso porque de postre se toman Zamburiñas, o así debía ser, ya que es el manjar más sabroso y apetitoso que saboreó la nobleza. Por supuesto, acompañado de vinos de la región.
Fue una velada muy agradable, mientras mirábamos como los chavales jugaban un partido de fútbol al lado del puerto. La luz se había ido hace rato y todavía quedaba volver al hotel, nada raro o poco frecuente en el equipo de Nocturnas, aunque esta vez Carlos llevase por rueda trasera un ocho, con más radios sueltos que funcionales. Conseguimos llegar, pero en el hotel su bici dijo «¡Basta!»
Día 4. O Baqueiro - Ortigueira
14/12/2021
La ruta comenzaba con sabor amargo. La avería de la bici era complicada y nuestro MacGyver prefirió quedarse con las chicas visitando la zona, que tampoco fue un mal plan por las fotos que nos llegaban durante el camino. ¡Qué mejor para levantar los ánimos que un buen desayuno de despedida! Y así comenzaría la última etapa, más corta que las anteriores pues había que coger el tren (FEVE) de vuelta a Viveiro, donde teníamos los coches para regresar a casa: 37 km y 900 metros de desnivel quedaban por delante.
GPS activos, marcando rumbo a la inmensa Playa de Esteiro. Una amplia playa a la que se accede por caminos de madera para no hundirse en la blanda y blanca arena. Tras el correspondiente postureo inmortalizando la belleza del paisaje, comenzamos la ascensión para disfrutar una vez más de los espectaculares acantilados de esta zona de Galicia: los Acantilados de Loiba. Un sendero a escasos metros del acantilado te permite disfrutar de preciosas estampas naturales, que tienen como colofón el famoso banco en cuyo respaldo reza «The best bank of the World«. Lugar perfecto para disfrutar del mejor atardecer, dejando marchar al Sol a las tierras que atravesaron la pupila de Vespucio 5 siglos atrás.
Seguimos nuestro camino por el acantilado, atravesando zonas de bosques, donde predomina el eucalipto y nos llama la atención un casa con una curiosa forma, con paredes completamente de cristal y oblicuas como un cono de helado con aristas cuadradas. Imaginamos las privilegiadas vistas al valle de Loiba que tendría. Pasado el Mirador de Peña Furada, el camino nos conduce hacia una amplia explanada, tapizada por una alfombra de verde intenso que contrasta con el añil salpicado por el blanco de las espuma de las olas.
Los acantilados van perdiendo altura hasta llegar a la Praia do Mazorgán (o Bimberio) donde paramos a reponer fuerzas en un banco a pie de playa. Dudamos si continuar atravesando las playas para llegar a O Porto de Espasante. Como la marea está subiendo y puede que no haya conexión entre playas, finalmente continuamos por una carretera local que conecta Céltigos con Espasante. Vemos con cierta prisa esta bonita localidad, porque el tiempo apremia para coger el tren, que por desgracia no tienen mucha frecuencia; pero nos da tiempo a disfrutar del mirador de su playa y de las vistas desde el puerto. En cualquier caso, volveríamos a esta zona al año siguiente, no una sino dos veces más, como continuación de las rutas por el norte y realmente merece la pena pasar una cuarta y quinta vez. Las vistas desde Garita da Vela de la Ría de Ortigueira son hechizantes. Pero de eso ya hablaremos cuando toque su relato.
Decidimos ser precavidos y llegar directos por carretera a Ortigueira, y allí gastar el tiempo sobrante paseando por su sinuosa y cautivadora ría.
Llegada la hora, nos despedimos de esta zona hasta el año que viene y tomamos el tren que nos deja en Viveiro, para reunirnos todos y darnos un último homenaje en la Parrilla Mirador de San Roque, un lugar con mucho encanto con espectaculares vista de la ría y una brasa para deleitarse . Un buen sitio para poner punto y final a estas vacaciones por tierras gallegas.
Conde Mango